17 de octubre de 2007

Corto Circuito

Pienso que me despojo de ti, siento que te olvido, mas tu rostro a mi mente viene y débil al suelo caigo.
Sé que no te debo amar, sé que no te debo recordar, sé que no te debo buscar.
Se quiebra mi mente y no logra entender que detrás de tu rostro revosante de tersa ternura haya nacido el poder de hacerme mal.
Esto duele, la herida quema y mi corazón ya no logra soportar las torturas de recordarte.
No es necesario buscar la respuesta de mi dolor, basta decir que te entregué completa mi vida, en mi camino sólo existías tú, la noche ni el día me importaban, ni mi trabajo, ni mi familia ni amigos, sólo eras tú.
Las letras que componen las palabras son nefastas para poder yo refugiarme en ellas y lograr escribir lo que significó el quiebre de este amor.
Quizás idiota fui por amarte más de lo permitido, pero amarte así me hizo vivir los momentos más bellos e inolvidables del lapzo de vida que he caminado.
Esta agonía producida por tu recuerdo aniquila mi estabilidad, irrumpe mi tranquilidad, intercede en mi voluntad de alejarme de ti, no obstante mentiría si dijera que en ocasiones no la acaricio; es ya lo último que me queda.
Estoy enferma de nostalgia, cedada de recuerdos, anesteciada de olvido, intervenida por desilución.