25 de junio de 2006

Bendito el Hombre.

Y qué si mi inspiración son los hijos de Adán?
Oh! tan dulces en una careta, tan ardientes en otra.
Mi mirada se transforma observándolos.
Qué sería de mi sin sentir el susurro de sus voces en mis oídos?,
Ay! fuente de inspiración...
Por qué hablar del daño que causan?, por qué no hablar de sus maravillas?
de sus encantos que abasallan con nuestras vidas,
de los golpes de adrenalina que nos entregan,
de los sueños y desvelos que nos propician
Por qué ocultar tras las decepciones las dosis de felicidad que nos entregan
en aquella primera cita?
Nos olvidamos de cuánto nos arreglamos,
nos olvidamos de cuántas veces nos vemos al espejo,
nos olvidamos de la primera caricia que nos da en nuestra mejilla.
Por qué en vez de odiarlos por lo que nos hayan hecho
no ahogamos los malos recuerdos
y los revertimos recordando lo radiante
que fue el comienzo?.

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