No pretendas igualarme a tu pasado, no pretendas idealizarme a tu futuro. Tan sólo me tienes aquí, a mí, a quien tú te atreviste a escoger. Vamos, no te lamentes. En algún tiempo fui mejor, en alguna parte tuve que ser peor, en alguna hora tuve que ser la nada, sí, ocasión tuve de ser esplendor, pero ahora, simplemente soy yo.El viento y el polvo que el tiempo levante quizás logre amoldar lo que esperas que sea, pero óyeme, no seas iluso, tan sólo mírame unos segundos, tan sólo unos segundos, siente la iris de mis ojos, bastan para que te des cuenta que no sucederá. Por las noches, cuando lo que me mantiene viva se apresura en su existencia, es mi esencia que brama, desesperada por arrancarme la piel y huir. Saborea la cima de montañas que le den el placer de estar al borde alguna superficie que apresure su respiración. No me provoques, cuida tus pasos, no sea que ella despierte y termine por asfixiar tu vida. Recuerda, dulzura en su mirada mientras la acaricias, mas miéntele, has visto cambiar el color de su iris… ¡cuidado! Huele el peligro que la rodea, huele las mentiras, las ve venir… sólo es necesaria una, sólo una, para que lance y clave sobre ti, en el néctar de tu esencia el veneno que guarda paciente dentro de ella… veneno que almacena y fermenta para quien libremente se ofrece a probarlo. Óyeme, no soy peor, no soy mejor que aquellos de tus pasados, soy diferente, soy dentro de aquello que existe una excepción, una más dentro de las que existimos no, No me igualaré a tu bendito o putrefacto pasado, no seré la idealización de tu futuro, tan sólo mírame, escúchame, es simple. Soy yo.
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